"No soy más que un aprendiz de buena persona y un corredor esforzado". Toni Lastra (Corredor, escritor o viceversa)
Por cada corredor que recorre el mundo participando en maratones, hay miles que corren por el gusto de escuchar las hojas y la lluvia y que esperan que llegue el día en que les resulte todo tan fácil como a un pájaro volar. Para ellos el deporte no es una prueba, sino una terapia; no es un desafío, sino una recompensa; no una pregunta, sino una respuesta.

Doctor George Sheehan, corredor y filósofo.

viernes, 27 de julio de 2012

Yo estuve allí, Media Maratón de Navajas





En el primer sábado del mes de agosto del 2011 visité al majestuoso Olmo, situado en plaza principal de Navajas con su mismo nombre, bebí agua de sus raíces, fresca y abundante. No daba crédito a mis ojos, creía que era un sueño. Allí estaba, con el mismísimo Toni Lastra, que me dio cobijo en su hogar de L´Eliana durante unos días, me presentó a sus amigos, me regaló un frasco con tierra de la planicie de Marathon que me fue entregado por Paco Borau, Presidente de la S.D Correcaminos y de la AIMS (Asociación Internacional de maratones). Que además me obsequió con una autentica paella de arroz preparada por el presidente del Club D´Atletisme Correliana, Javier Pons. Que conocí a pioneros del maratón valenciano, forjados por mil y un kilómetros, y en donde la lealtad al amigo es su preponderancia.




Allí estaba, junto al viejo Olmo que celebraba su cumpleaños, (375 aniversario,1636-2011), que durante una quincena de años desee de ver y tocar. Parte de mi sueño se había cumplido, la otra parte daba salida en pocas horas, la longeva 29 Medio Maratón de Navajas.




He corrido medias de montañas muy dura, como la de La Calahorra en Granada por ejemplo,pero ésta es insuperable, por su clima agostero , su dureza y su belleza. Aquella tarde del primer sábado de agosto, hubo muchos abandonos, marcas mediocre, las peores de la historia de Navajas, corredores que buscaban mejores marcas y luego su objetivo fue el terminar la carrera. La culpa la tuvo aquel castigador poniente, que nos deshidrató a todos.




Logré llegar a meta ya sin sol, el Majestuoso Olmo fue testigo de mi agonía. Y fue allí, bebiendo de nuevo de sus raíces, donde me prometí volver años tras años. Pero esa promesa será incumplida con toda mi tristeza de corredor de fondo. Este primer sábado de agosto no estaré en su salida. Pero como dijo aquel general estadounidense: VOLVERÉ.









El Olmo de Navajas