"No soy más que un aprendiz de buena persona y un corredor esforzado". Toni Lastra (Corredor, escritor o viceversa)
Por cada corredor que recorre el mundo participando en maratones, hay miles que corren por el gusto de escuchar las hojas y la lluvia y que esperan que llegue el día en que les resulte todo tan fácil como a un pájaro volar. Para ellos el deporte no es una prueba, sino una terapia; no es un desafío, sino una recompensa; no una pregunta, sino una respuesta.

Doctor George Sheehan, corredor y filósofo.

miércoles, 23 de abril de 2014

Capacidad se sufrimiento


No, correr no es fácil ni sencillo, por lo menos al principio. De ser una persona sedentaria, aunque tú trabajo sea físico, a convertirte en corredor hay más o menos un prolongado trecho. Pero eso no quiere decir que sea imposible, si quieres y es tu voluntad, lo conseguirás y te convertirás en un corredor. 
Lo que hay que tener asimilado desde que te calza las zapatillas, es que vas a sufrir y tienes que dominar ese dolor. Pero no nos asustemos, no quiero decir con ello que correr será un acto de tortura, solo que nuestro cuerpo empezará a quejarse desde el primer momento y debemos de dominar la situación. Si lo hacemos con dignidad, es decir, a un paso en que podamos dominar  una respiración mas acelerada, importándonos un comino que nos adelante todo el mundo y concentrándonos en no alargar la zancada y alternando andar y correr, lograremos nuestro objetivo. Los aspirante a corredor deben de saber que todo aquel que domina el arte de correr durante bastante tiempo, empezó de ese modo.

Ahora, con éste nuevo brote del running (y digo nuevo porque ya hubo uno primero a mediados de los 70), hay una cantidad de información para iniciarse como corredor algo descomunal. Libros a doquier, revistas e internet. Así que no voy a ser yo el que os diga como iniciarse en el apasionante mundo de la carrera de a pie, ya que la información es abundante para nuestra suerte. Pero lo que si tenemos que tener muy claro es lo del sufrir e intentar de ir dominando la situación, de no meter la pata y querer correr como nuestro vecino desde el primer día. Debemos de entrenar nuestro cerebro para que cuando nos llegue la señal del ¡para ya!, no paremos, siempre que el esfuerzo sea el adecuado para nuestro nivel inicial.

Por mi experiencia, os puedo decir que tenemos derecho a la fatiga y acostumbrarnos a ella, pero siempre empezando con unos buenos cimientos. Así, con el paso de los meses, entrenaremos nuestro corazón, nuestras piernas y nuestra capacidad de sufrimiento.

Salud y kilómetros