Admito que he llegado a correr semana tras semana mis 110 kilómetros semanales y aún así, al terminar de correr mi maratón, necesitaba y necesito pasarme dos semanas sin mover un solo músculo. He intentado correr a los dos días de terminar la carrera, pero me fatigaba, no iban las piernas y mi cuerpo me pedía parar. Descansar dos semanas y empezar desde cero a correr y ponerme a los seis meses en la linea de salida de la maratón era lo que a mi me iba bien.
Entrenar en verano siempre me ha ido fenomenal, sobre todo porque no competía y me centraba solo en entrenar y respetar las intensidades y cargas. Entrenaba en solitario porque mis amigos se dedicaban en esos meses a correr menos kilómetros y ellos no compartían mi idea de entrenar para correr una maratón en octubre. Así me pase cuatro veranos, los cuatro que corrí en la maratón de Ciudad Real. Después empezaba de cero y de nuevo a preparar otra maratón, como el MAPOMA.
Lo que a mí me iba bien, a otros le iban mal, por eso nunca he tenido un compañero fijo en mis entrenamientos, me gustaba no salirme del guión y cumplirlo a rajatabla. Por ser tan testarudo y respetar mis ritmo marcado con anterioridad, llegó un momento en que rodaba a cuatro diez los kilómetros en la segunda parte de mis tiradas, resollando pero con un esfuerzo muy llevadero.
Ahora que estoy saliendo de una longeva lesión, estoy empezando de cero, tengo a vista la maratón de mi ciudad que aunque parezca mentira, todavía no he corrido en ninguna de sus ediciones. Faltan seis meses, mi estado de forma es muy pésimo y debo de ir muy lento para que la lesión no "despierte" de nuevo. Ya no cojeo andando y puedo correr unos minutos sin dolores. Tengo un plan y si nada ni nadie me lo impide estaré allí en la linea de salida. El terminar es mi objetivo y si es con un tiempo razonable de por debajo de las cuatro horas, mejor. El plan empieza a mediados de julio, ahora estoy "aprendiendo" a correr, lo admito y no me avergüenzo de ello. Arrancar me cuesta mucho, por ello digo que no hay dos corredores iguales, a mí me cuesta lo mío, pero del pozo salgo, de eso estoy convencido.
Salud, kilómetros y un gramo de locura
Salud, kilómetros y un gramo de locura