He corrido carreras muy duras, por ejemplo los 28 kms de Jarapalos (Málaga) y la subida a la ermita de Cabra en Córdoba, pero esta subida a la Ragua es bestial.
A las 6,30 salimos de Málaga Emilio, Paco y yo y nos pusimos camino a Granada. Este viaje por tierras granadinas siempre me ha gustado, sobre todo porque ver esa Sierra Nevada es algo que me llama mucho la atención, sus manchones de nieve perpetuas y esa gran mole de montañas me impone mucho respeto y admiración.
Me acordé de Abel, cuando en un comentario me indicó la vista de ese Castillo tan original, nada mas entrar a la Calahorra. Dejamos el coche y nos fuimos al ayuntamiento en busca de los dorsales. Saludé por fin a Jesús Lens, amigo bloguero. Conocer a las personas vía Internet es una buena experiencia, pero vernos cara a cara en persona es otra cosa. A pesar de ser la primera vez que hablo con el, me da la impresión de cómo si lo conociera de toda la vida, me pasa lo mismo que con Jose Antonio, Gregorio (que lo conocí ya en la meta, en la Ragua), Antonio, Javi y Víctor, corredores muy jóvenes del grupo de Las Verdes y con un brillante futuro en este mundo nuestro de las carreras.
Al pistoletazo de salida decido llevar mi ritmo, me imaginé que iba camino al Veleta, esa carrera tan durísima que ya le dediqué una entrada, y sentencié un ritmo conservador, por lo menos hasta mediado de carrera. Los primeros Km. fui junto a José Antonio, Jesús y Paco, decidiendo parar y evacuar líquido bajo un olivo. Al proseguir la carrera observo a Jesús y Paco y ni rastro de José Antonio. Mi amigo Uribe que me esperó acelera el ritmo, pero no le sigo y prefiero ir tras Jesús, ese si me gustaba.
A pesar de las pronunciadas cuestas y el piso muy irregular llenos de boquetes y piedras, el trote no decae. Atravesamos pequeños arroyuelos, cosa que hago con placer, ya que en donde entreno es raro de ver incluso un charco.
En la subida se me pega un paisano llamado Juan, me dice que conoce a Silvia de mi club, corredora que nos embarcó a este proyecto pero que por lesión no está aquí con nosotros. Durante los avituallamientos me propuse de parar y beber toda el agua del botellín , perder esos segundos preciosos en una carrera de estas características no es gran cosa, además lo copié de la estrategia de mis compañeros en la subida del Veleta. Sobre el Km10 me despego de Juan y Jesús, aprovechando unas bajadas y así soltar piernas. Empiezo a coger a corredores, cosa que seguiría haciendo hasta mi llegada a meta, no tuve ningún adelanto desde que comencé mi carrera, justo debajo de ese olivo…
Ya lo advirtieron por megafonía, los 8 últimos Km. son muy duros, así que en el trece, donde termina la tierra y comienza el asfalto, empieza esa descomunal subida que no acabará hasta meta. A Paco lo adelanté justo en penúltimo avituallamiento, le dije que se pegara a mí y no tironeara, pero se descolgó y yo prosigo con mi lucha interna con el no parar, cosa que hice. Vi a José Antonio con otro corredor y le invité a proseguir, cosa que no hizo pues en este último tramo alternó el correr con el andar.
Llegué a meta en 2h09´48 y la verdad sea dicha, cansado pero no exhausto. Donde ahí si conocía a Gregorio y algunos amigos de las Verdes. Cambiamos impresiones y todos llegamos a la misma conclusión, había sido una carrera muy dura.
Mis amigos y yo salimos en autocar desde este puerto de montaña hasta volver a la Calahorra, donde fuimos obsequiados con una generosa bolsa de corredor. José Antonio y Jesús nos invitaron a quedarnos con ello a comer, pero nos fue imposible, mi amigo Emilio, con su camiseta del Málaga ya puesta, tenía una cita en La Rosaleda para ver ese último partido de la segunda división que nos llevará a primera. Así que nos marchamos y eso sí, comimos por carretera, pues mas que cansancio lo que llevábamos era un hambre descomunal….