La tarea parece difícil, complicada pero para nada imposible. En cierta ocasión un veterano corredor me dijo que esto de correr es un deporte algo desagradecido. Se porqué me lo dijo. Estaba ya metido en la segunda quincena del mes de septiembre (primeros años del nuevo milenio), yo estaba pletórico por mi estado de forma. Desde junio me estaba preparando para la Maratón Popular de Castilla la Mancha en Ciudad Real-Miguelturra), estaba asimilando los entrenos a cien por cien y aquella calurosa tarde del veranillo del membrillo, como decimos por aquí, me tocaba rodar suave durante catorce kilómetros. Mi amigo corredor se pegó a mi lado cuando llevaba la mitad del recorrido hecho, hacía días que había empezado a correr después de un mes de julio muy bajo en kms y un agosto, sin hacer nada de gastar suela, mas bien gastando las barras de mostradores de chiringuitos. En nuestro ritmo alegre, como veterano corredor que es y sigue siendo mi amigo, me dijo Paco tu no has parado de entrenar, y entonces me soltó la frase de lo desagradecido que es el correr, dejándome seguir a mi ritmo y él se quedó atrás entre resoplidos y escupitinajos.
Es muy cierto, si dejamos de correr, la forma se pierde y volver a rodar fácil cuesta, por lo menos a mí. Y en eso pensaba ayer tarde-noche. Unas navidades dejado a la mano de Dios, con cuatro kilos agarrado a mi cuerpo de mas, me hizo recordar esa frase de mi amigo. Pero como dije al principio de esta entrada, la tarea parece difícil, complicada, pero para nada imposible. En ello estoy.