En uno de los libros de la trilogía de La Columna de
Andrópolis, Toni Lastra expresa que es todo un placer correr a temprana hora, y
después de un suculento desayuno, coger un buen libro y sumergirse en su
historia. En su caso libros de no ficción o releyendo libros que les han
acompañado a lo largo de su vida
En mi caso, leía mucho de niño y adolecente, luego abandoné
el hábito por la lectura que retomé gracias a Maricarmen pero sí que es verdad
que ha habido picos en lo que devoraba libros y otros en que menos. Luego hubo
unos años en que apenas leía a no ser que fuera algún periódico y poco más. Pero
en mis inicios como corredor, cuando los sábados después de mi tirada larga (me
gusta más hacerla los sábados si puedo), me compraba y sigo comprándolo el Diario
Sur de Málaga, donde adjuntaba y adjunta la revista El Semanal. A la vez iba a
la tienda de ultramarino y me compraba un paquete de donuts de 6 unidades y
medio litro de Coca-Cola. Ya en el paseo marítimo, mientras devoraba los dulces
uno por uno, lo primero que leía era la columna de Arturo Pérez Reverte. Fue
entonces cuando él me hizo retomar al mundo de la lectura. Me redescubrió a
Dumas, leí Scaramuch, leí La montaña mágica y como no todos sus libros,
empezando por El maestro de esgrima.
Desde entonces pues no ha habido tregua en mi placer por
leer. Placer que se acentúa, igual que Toni Lastra después de hacer mi hora de
carrera diaria, siempre que el tiempo me lo permita. Lo que ya no hago, es
comer esa cantidad de donuts, ahora no sé si será por el metabolismo o un menor
kilometraje, la cuestión es que tengo que vigilar lo que como para no ponerme
como un rollizo.
Lo que si todos nosotros sabemos, es que después de correr, estamos
más despierto para trabajar (eso lo tengo más que comprobado), para
enfrentarnos a la vida con otra mirada, o como en el caso de esta entrada, para
devorar nuestro libro favorito. También para otras cosas, como es en el tema
del amor, pero eso ya es otra historia.
Así que ya sabéis, si no sois muy de leer, pues al tema del
amor, y si son ambas cosas, mejor que mejor, nuestro cuerpo nos lo agradecerá,
eso tenerlo por seguro. Practiquemos la carrera diaria, sin dar margen a otros
temas no menos interesantes y placenteros.
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