Ayer hice mis diez kilómetros y pico de rigor, las primeras zancadas de un nuevo año. Fue una tarde rara, empecé regular y no logré coger esa "alegría" al abrir piernas hasta llegando al final de mi ruta. De todas formas también será debido a que mis piernas estaban como dormidas después de casi cuarenta y ocho horas sin moverme prácticamente.
Hoy me tocaba doblar, es decir hacer siete kilómetros por la mañana y otros diez por la tarde. Así que después de mi café me calcé mis zapatillas y me dirigí a la zona portuaria. Hoy mis sensaciones eran mejores que las de ayer, pero siempre tardo en calentar, cosas de la edad supongo. Disfruté controlando mis pisadas pero siempre tiene que haber un "pero", y fue al cruzar un semáforo, que estaba en verde para los peatones, un niñato pasó olimpicamente de mi y tuve que parar para que pasara con su cochecito. Menos mal que soy perro viejo y me huelo las cosas que si no...
Pero esta tarde no he doblado, las fuerzas han sido mayores por desgracia, así que mañana iré a correr con mis amigos Antonio y Emilo a Los Montes, temprano y lejos de automovilistas si escrúpulos.
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