Ayer noche mi amigo Antonio Blanco me confirmo vía whatsApp para quedar a las siete de la mañana en la puerta de su casa y hacer una ruta bastante bonita pero dura, ya que nada mas empezar, pica para arriba una buena parte de ella. Cuando llegué a su calle, ya llevaba tres kilómetros resoplando y seguimos el camino hacia el Puerto de la Torre, donde dimos la vuelta en Puerto Sol para volver hacia casa.
No me cansaré de repetir que hay que tener mucho cuidado con esos automovilistas, que van malhumorados a sus quehaceres diario y no respetan pasos de peatones ni nada. Y mas a horas tempranas, que van con las lagañas en los ojos con un humor de perro. Menos mal que somos precavidos y no pasó nada, solo el susto y cuatro palabras al aire.
Ya hacía tiempo que no corría tan temprano, es muy gratificante que antes de desayunar halla recorrido una quincena de kilómetros, y mas con una excelente compañía. ¿Se puede pedir mas?
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