Correr es sencillo, como el título de un libro que ya recomendé y por cierto muy bueno. Pero como todo en la vida, requiere un esfuerzo, o mejor dicho, un sobre esfuerzo. Eso de ponerte las zapatilla y salir a correr no es tan fácil como creen algunos energúmenos. Si lo comprueban, en los primeros 200 metros ya están resoplando y dudo que lleguen a los 1000 metros, y si llegan, asfixiados y con los latidos de su corazón a tope.
Todo requiere una adaptación, y eso vale para todos, es decir, para los noveles o el veterano que dejó de correr hace un tiempo, ya que esto de correr es desagradecido aveces, y la buena forma se pierde con una facilidad asombrosa. Eso si, los que llevamos años en este mundillo, la forma viene mas rápido, pero no tan rápido como dicen. que también cuesta lo suyo.
Yo, con mi corta o larga experiencia de 16 años de corredor de fondo, creo que las prisas no traen nada bueno, es decir la paciencia y la constancia, nos hará llegar a límites insospechado y aquellos bufidos que pegábamos en aquellos primeros 200 metros, queda como una anécdota para contarla a nuestros nietos.
Lo "malo" que tiene esto de correr es que engancha, y si no controlas y tus familiares no te entienden, o una de dos, o lo dejas o te divorcias. Esto de darle a las zapatillas me hizo hacer un circulo muy cerrado a mi alrededor y de ahí no me sacaba nadie. Creo que debemos de compartir las tareas rutinarias con nuestro correr. Pero eso si, nuestra hora de correr debe de ser inviolables y por nada ni nadie, deben de meterse en nuestro espacio. Esa hora nos hace fuerte ante las adversidades de esta vida, que por mucho que queramos, no puede ir a nuestro favor, ya sea por los motivos que fuere.
Pero a lo que iba, correr es sencillo pero requiere su tiempo. Hay que saber sufrir un poquito y mucho después, pero poquito al principio para no apartar las zapatillas en un rincón y volvernos un rutinario ciudadano de a pie.
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