Esta mañana temprano, me levanté con decisión de doblar entrenamiento, hacer una trotada de seis kilómetros y por la tarde una de diez mil metros y pico. La verdad sea dicha, he disfrutado muchísimo, las endorfinas han estado conmigo a lo largo del día, disfrutando y con mejores sensaciones en la carrera de la tarde.
Como me conozco, se que lo que mi cuerpo me pide es caña, pero sin exageraciones y en plan progresivo. Controlando mis pulsaciones sin piques, porque me adelanta un nobel corredor que quinientos metros después está parado y dando resoplidos, como me ocurre muy a menudo, o aquel corredor avanzado que está en muy buena forma. Mi experiencia me dice que los piques para las competiciones y cuando me encuentro muy en forma. Mientras, a lo mío.
Recuerdo a una pareja de hermano que trotaban lentos en sus carreras continuas y la mayoría de corredores se reían de ellos. Los hermanos, que coincidimos en nuestro primer maratón en Sevilla en el 98, bajaron de las tres horas, bueno uno de ellos, Francis, hizo unos segundos mas.
Eso es lo que hago ahora, controlar mis pulsaciones y si voy lento, no importa, se que mas adelante veré los resultados. Mientras pueda, doblaré un par de veces en semana, haber como asimilo y voy en el día a día.
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